rss
email
twitter
facebook

Historia TRES: ¡Despierta fantasía!


En una etapa fuiste mi mayor alegría. Creo aún recordar, casi en totalidad, cómo fue aquella noche de nuestro primer encuentro. Cierro los ojos y ante mí aparece tu rostro, tu ropa, la sonrisa tímida que ponías cuando nuestras miradas se enfrentaban.

Tenías la bondad de mi última inocencia, de mis anhelos más fuertes. A la vez, me llené de tus mayores aspiraciones, de tu cariño y tu entrega más fiel. Pero creo que en ningún momento nos fue suficiente, al menos es esa la explicación que doy para nuestra caída posterior.

Mientras me tomo este café, dentro de mis tantos recuerdos, aparecen los tuyos. Se posicionan esos momentos que consideramos incomparables, que creímos inmejorables. Pero, de repente, se siente un aire frío, en el que se asoman tus fantasmas, se acercan mis lágrimas, y una sucesión de decepciones que terminaron casi matando el total de persona al que, en un primer momento, le tomaste la mano.

Debería confesar que no fui un santo, que más de una vez te engañé, anhelando poder encontrar en mí nuevamente la sonrisa que ibas borrando con golpes cada una de esas noches, cada una de esas tardes. Tendría que aceptar que no era tan fuerte como me creías, o como intenté convencerme que era, como para soportar el peso de mi vida y la tuya solo sobre mis hombros.

Por eso empecé a correr de tu lado, intenté escaparme y recuperar un poco de individualidad. La realidad ya no me era más grata, pues se había enfrentado al choque de mi ideal. Todo sueño que pudiese haber tenido, por estar experimentando en todo mi primera vez, se derrumbó ante la imagen que emergió de tu persona.

Más alejado de mis sueños, te convertías en un ser de carne y hueso, que dudaba, que probaba, mentía e ilusionaba. Tenías tanta inconsistencia en tus decisiones, que pretendí alejarme para no caer contigo en aquél momento final que ambos sabíamos que llegaría.

Exploraba, conocía, se me acercaban. De a poco el mentirte fue mi arma más útil, pues era el modo de poder mantenerme a raya, sin tener que soportar tu ojo inseguro sobre mi cuerpo, sobre mis sueños, sobre mis anhelos. Pecaba de ingenuo con mi honestidad, pues solo sembraban dudas; perdí de idiota mi mundo, porque en algún instante pretendí encauzar todo alrededor de tu persona, y no me di cuenta la soledad que eso conllevaba.

En un principio sí fui lo más perfecto que mis capacidades permitían. Te fui fiel, te creí, te seguí. Se cumplía en mí ese acto que parece fantasía de abrir los ojos cada mañana pensando en vos, y acostarme en las noches queriendo sentir la calidez de tu abrazo, de tus besos. No miraba ni seguía nada en que no estuvieras ahí presente, pero pese a todo estaba tu desconfianza.

Tus inseguridades poco a poco me fueron anulando, me confundían, porque no comprendía cómo ante toda mi entrega siempre esta tu necesidad de recibir más; como si nada te dejara conforme. Estábamos aprendiendo, ambos; por primera vez, nos enfrentamos a ese gran desafío que significaba el ser pareja, el ser nuestras primeras parejas.

Erramos muchas veces, pero las equivocaciones dejaron de ser ingenuas, y empezaron a tomar intencionalidad; se perdió la oportunidad de apelar a la ignorancia, pues solo tapaste tus ojos ante todo aquello que sabías que me dolería.

Pero, a pesar de todo, siempre estuvo presente tu juicio, tu castigo; y, así también, mi sumisión, mi derrota. Me gustaría poder reconocer de manera tan fidedigna el total de nuestra relación, así como recuerdo tu rostro aquella primera vez que nos encontramos. Sería grato poder mirarnos a los ojos hoy día, y reconocer cuáles fueron nuestras fallas, sin escuchar tu escape discursivo para no enfrentarte a ese pasado de errores.

Sería más grato aún, escuchar como te sinceras sin reprochar, a la vez, mis errores para minimizar tu daño; así como yo me confieso ahora nuevamente ante tus ojos que no fui perfecto.

Es hora de seguir caminando, pero durante mi regreso a casa no podré quitarme de encima tus ojos, tu juicio, tu control excesivo que ni siquiera hoy, puedo darle fundamento, y que creo que fue, en parte, lo que nos destruyó.

2 comments:

ale* said...

no lei nada aun, es que ya no me puedo distraer más, pero si prometo linkearte para leer en los ratos de relax tus historias.

besos!

Seba said...

Mi amigo!
es cierto
nos perdemos ynos volvemos a encontrar

obvio q tenias q tener un blog
con lo bueno para el analisis
q eres

termine igual en mascara
no me dejaron ir a otro lado
las chicas



hermosas historias
te quiero!