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Historia CUATRO: La Lección

En aquél momento que todo terminó definitivamente recuerdo haber venido a sentarme a este mismo sitio que, con el tiempo, se ha convertido en la fortaleza que me protege, a un costado de la ciudad que a ratos odio y que, en otros, creo sentirme parte incluso de ella, de su mundo, su hipocresía, sus pecados.

Pese a que un gran peso se iba de encima, el sentirme solo allí sentado me angustiaba. Ante mis ojos, parecía que un film extenso y oscuro aparecía sin ser llamado, dando cuenta de una gran cantidad de pérdidas que, a lo largo de toda nuestra relación, tuvieron lugar.

Recordé los anhelos de esa persona que odiabas por sus quince años, las almas cercanas que mantuve a distancia hasta perderlas para no provocar tu miedo, las caídas personales, y el reflejo, ahora agrio, que veía en mi rostro al acercarse al agua del mar.

Muchas ganas me dieron de entrar y sumergirme, de dejarme llevar para ver si las aguas y su sal podían sacar tus marcas de encima. Son tantos los miedos que me dejaste, los defectos que provocaste y las bondades que acabaste, que por un gran período me sentí vacío, me sentí agotado.

No había un gran cansancio, era solo sentir que toda materia útil en mí había sido absorbida por vos y tu egoísmo, por tu orgullo y tus golpes. Me costó entender el giro que en nuestros tantos años dimos, que de sentirnos en el mejor de nuestros sueños pasamos a representar las más trágicas de nuestras pesadillas.

¿Entendiste por qué ocurrió todo esto? Todavía estoy intentando responderlo, o quizás lo hice de manera parcial para sentirme tranquilo y no dar más excusas a un final que se ve cada día más cerca. Coloqué un gran muro delante de mí, para que nadie pudiese volver a saltar a mi lado, pues de tanto anhelo que tuve en un momento de complementarme con alguien, ahora deseaba solo alejarme de todo tipo de contacto cercano.

Solo seguiría tus pasos, continuaría toda aquella nueva ruta que me enseñaste, que me mostraste, que me hiciste probar mientras interpretabas ante mí los nuevos conceptos: el engaño, la mentira, la herida.

Hay apenas un solo recuerdo que no entró a la categoría de arrepentimiento, es solo mi entrega la que aún permanece valiosa haberte dado. Porque su significado me atañe a mí, solo a mí, y no desmiento mi satisfacción a haberte confiado tan importante regalo; pues el cuando y cómo se dio todo, otorgó una gran pauta para lo que yo algún día querría ofrecer de nuevo.

Y, si bien, el sentido nunca fue compartido, para mí sigue siendo lo más significativo de nuestra relación, pues aunque para vos aparezcan muchos otros, estarás todavía como la primera persona con la que me compartí.

Solo seguiré tus pasos, y utilizaré a la gente. Continuaré toda aquella nueva ruta que me enseñaste, y viviré de situaciones superficiales y mentiré a quien en mí crea solo para protegerme, para no herirme y marcar mi cuerpo por tu recuerdo.

Probaré todo aquello que probaste, esperando poder entender así el por qué desperdiciaste tanto de mi sangre en algo que para tu persona ya no tenía sentido. Ahora llego a mi casa, sonreiré a quien me quiera por este turno, y le haré creer que le soy fiel, le haré sentir que retribuyo sus sentimientos y que soy la imagen idealizada que ve en mí, sin saber todo lo que hago a sus espaldas.

¿Esto era lo que querías? ¿Esto buscabas enseñarme?

Muchas veces cuestionaste lo que te daba por no enseñarte nada, y quizás hoy aquí va la elección. Luego de seguir tus pasos, me abrieron los ojos; desde la inocencia de alguien, volví a disfrutar del valor que acompaña el entregarse a alguien, recuperé aquella creencia y creo que le debo dar gracias por eso.

Y si bien, puede ser placentero romper la rutina de sentir siempre las mismas manos, el mismo cuerpo; no hay nada que reemplace la satisfacción que otorga abrir tus ojos siempre con la misma persona a tu lado, aquella que sabe acariciarte, que puede reconocer lo que disfrutas y aprendes en sus manos. Gracias.

4 comments:

zé lérias (?) said...

Paulo:
Você(usted) escreve muito bem.felicitacões.
un abrazo,de Portucal. Hasta siempre

Paulogambito said...

es extraño sentir los labios de otra persona, el esperar que te bese, acaricie y toque como acostumbra a hacerlo Esa persona, la cual te ha enceñado a sentir, a mezclar cuerpo, mente y corazón

zé lérias (?) said...

Espero que tengas passado unas Pascoas felices con tu familia!
Mi español tambien no es el mejor, como vês.
O quees preciso es que nos entendamos ;)
Hasta siempre

Anonymous said...

Está muy lindo lo que escribiste Paulote, me encanta eso qe dices del encanto de abrir los ojos y mirar qe a tu lado está esa persona qe cada vez qe despiertas te entrega la satisfacción de simplemente observarla... De reconocerle la piel, su textura, su aroma, y todos los recovecos de su cuerpo. Es como permitir que esas manos y no otras te dibujen, y tú a la vez le des forma y vida con tus benditas palmas y dedos a ese maravilloso cuerpo que finalmente es más que un cuerpo; mucho más que un otro, porque cuando te enamoras sucede eso, eso qe hace que uno sienta qe ese cuerpo no es un simple "ese", sino un tú; una extensión de tus manos pintoras y de tu cuerpo-block.

en fin... así con la química y el ronrroneo...

Un Beso
(gordito y bonito)

::la Dani::
(crespiita)