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Historia CINCO: Puente



Sí, ya estoy llegando a mis últimos instantes pues ya no quedan fuerzas. No me he dado por vencido, sino que mi cuerpo no posee más recursos por los cuales luchar, con los cuales enfrentar toda esta desdicha que se viene encima.
Cierro los ojos de nuevo, y me dejo caer en este parque, mi parque, el mismo que ha acogido cada uno de mis llantos; aquél que me ha permitido refugiarme cuando quiero esconderme de mi realidad, cuando quiero huir, al desear desaparecer y hacer desaparecer a aquellas lecciones de vida que han aparecido sin ser llamadas, que se pusieron a predicar sin querer siquiera yo escucharlas.
Puedo sentir mis pulmones, creciendo y disminuyendo su tamaño mientras respiro. Alcanzo a oír mi corazón en cada uno de sus latidos, cada vez más pausados, cada vez más distanciados entre uno y otro como si quisieran llamar la atención de que algo ya no está funcionando, que el combustible que los movía ya no existe.
Creo ya que me estoy aferrando a un ideal que no existe, que intento ver en otros lo mismo que creo poseer, sin entender que somos tan diversos como inexplicables el uno para el otro, y que jamás podré encontrar en otra persona estos anhelos cumplidos que me hagan vivir con, al menos un poco, de tranquilidad.
No queda nada más que hacer, los sueños sehan esfumado, y no puedo regresar mis años hasta aquél punto en que inocentemente quise averiguar qué era AMAR. No hay sueños ni promesas que quiera cumplir, pues toda meta parece ahora lejana; he deambulado por muchos lugares sin ver rumbo, he visitado tantos sitios, que no he dejado nada en ellos.
Hoy solo quería venir a este sitio, a mi parque, mi refugio, mi único aparente hogar. El hogar que quería, en que se me acogiera con una sonrisa en forma de brisa sobre el rostro, con un abrazo que dan los árboles al recibirme y la calidez que siento al acostarme en el pasto, donde me siento tibio, protegido.
Es mi deber ahora ir a mi falso hogar, a esa habitación oscura, fría, en que sólo prevalecen los malos recuerdos. En que cada esquina recuerda una época, un año, unos meses o una ilusión vivida, que ya no existe y que solo presiona y ahoga.
Debo despedirme de tí, porque no puedo estar aquí todo el día, pues todo en lo que he permanecido ha terminado con mis ilusiones partidas, no deseo que eso pase contigo hoy. Me voy.

2 comments:

Anonymous said...

Deja que las cosas pasadas, sean literalmente pasadas, por lo que siempre te leo, vives pensando en aquello que te hizo mal.

Anonymous said...

Sabes hay siempre manera de impedir que uno te moleste. El Blogspot tiene condiciones para hacerlo...